Abres los ojos. Te descubres corriendo por el bosque descalzo. ¿Algo te persigue?
Sientes su respiración agitada, sus pisadas más cerca y su olor desagradable. Miras para atrás asustado pero no ves nada.
A lo lejos alguien se escapa corriendo.
Tú eres el monstruo.
Este microrrelato participa del concurso organizado por La maldición del escritor