Microcuentos de terror
Este pequeño libro es una compilación de los microcuentos con los que participé del concurso #LMDEinktober de la maldición del escritor. Son 31 microcuentos de terror y misterio en menos de 150 palabras. Esta compilación es una versión mejorada, corregida y en un formato más atractivo. Lo presento como un regalo para mis lectores. Está publicado en SmashWords, puedes descargarlo en pdf, epub o mobi
Estos son algunos de los microcuentos que contiene:
17. Agraciado #LMDEinktober + #AceptoCríticas pic.twitter.com/EAcg7O3Lhv
— Alvin Mint (@MintAlvin) 17 de octubre de 2017
15. Misterioso #LMDEinktober + #AceptoCríticas pic.twitter.com/gyvyrXLRnE
— Alvin Mint (@MintAlvin) 15 de octubre de 2017
2. Dividido #LMDEinktober pic.twitter.com/JFWAFEyppi
— Alvin Mint (@MintAlvin) 1 de octubre de 2017
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Microrrelato: La máscara
Santiago golpeó la puerta de la solitaria casa cerca del camino. Un viejo de rostro pálido y arrugado le abrió.
―Tuve un problema con el auto . ¿Puedo hacer una llamada? El viejo lo hizo pasar y le indicó el camino hacía el teléfono para luego perderse en otra habitación.
Santiago no sabía la direccón exacta por lo que intentó preguntarle al viejo. Salió de la sala y caminó por el pasillo. Algo le llamó la atención en un cuarto. Era una máscara. La tomó entre su manos pero al girarla no pudo ahogar un grito de terror.
Era el rostro del viejo.
―Esa máscara ya es vieja pero usted es joven. Vendrá bien a mi colección.―dijo el viejo sin rostro desde la puerta.
Lo último que vio Santiago fueron las paredes decoradas con decenas de máscaras.
Microrrelato: Encontrado
―Lo hemos encontrado vivo, pero…
―¿Pero qué?
―Solo pronuncia dos palabras.
Trancó las puertas, cerró las ventanas y dijo en un susurro.
―Cthulhu fhtagn.
Microrrelato: Unidos
―¡Unidos!
Dijo mientras cosía el último punto de la cabeza de su hermano en su propio cuello.
Microrrelato: La caída
Una estrella cayó del cielo cerca del castillo del Rey, presagiando su muerte temprana. El pueblo estaba preocupado y triste. Sus enemigos ansiosos por atacar un reino débil.
El rey se enfrentó a la profecía y solicitó a su joyero que fabricara una corona con el material encontrado en la estrella.
Se dirigió a su pueblo en un acto donde todos estaban presentes.
―Fui elegido por Dios. La estrella es un regalo de buena fortuna.―dijo desafiante y se colocó su nueva corona que brillaba con extraños tonos verdosos.
A los pocos días el Rey murió, el material era radioactivo.
Microrrelato: Escalar
Había completado las nueve pruebas y ahora escalaba la montaña más alta. Pronto conocería al sabio. La aventurera se arrastró los últimos metros hasta llegar a la cabaña de madera. Un anciano le abrió la puerta. Podía hacerle solo una pregunta.
―¿A dónde vamos cuando morimos?
―¿Dónde estabas antes de nacer?
Ella lo miró confundida.
―Ahí es donde vamos.
Microrrelato: Chirrido
Escuchó el chirrido metálico de una puerta al abrirse pero en su casa todas eran de madera.
Microrrelato: El barco
La enorme ola tapó por completo el pequeño barco donde navegaba padre e hijo. La tormenta era demasiado fuerte y no había forma de escapar. Javier sabía que ahogarse era una forma horrible de morir, su querido hijo no tendría que sufrir ese final.
Tomó el rifle y apuntó a la cabeza del niño. El disparo se mezcló con el ruido de las olas y los truenos. Luego apuntó a su propia boca pero la bala no sali’o. Otra ola contra el barco y el remo golpeó a Javier que cayó al agua inconsciente.
Abrió los ojos. Estaba en el hospital. Había sobrevivido. Javier y el cadáver de su hijo había aparecido en la costa. La policía no creyó su relato y terminó preso. En el pueblo todos conocen esta historia A veces hay cosas peores que morir ahogado, como vivir sabiendo que mataste a tu hijo.
Microrrelato: El artesano de palabras
Lo conocían como el artesano de palabras. Se sentaba en su templo con una tabla de madera y la tallaba hasta obtener una nueva palabra. Era ciego, no veía las palabras, solo las sentía. Podía estar horas o meses pero siempre conseguía una nueva palabra. Luego su pueblo le encontraría el sentido.
Una noche comenzó a trabajar sin parar. Continuó así durante días, sin comer, sin hablar solo tallando la madera.
Lo encontraron tirado con su obra terminada. En ese momento el pueblo de inmortales entendió lo que significaba esa palabra. La nueva palabra era: MUERTE.
Microrrelato: La bruja
―Come la manzana. Está jugosa―dijo la vieja bruja.
La joven comió la manzana. Le clavó una mirada desafiante y gritó.
―Ataquen.
Desde el bosque siete sombras diminutas se abalanzaron sobre la malvada bruja. El ataque fue salvaje y casi mortal. La joven hizo un gesto y las sombras desaparecieron.
Se acercó y tiró la manzana.
―Ahora sabes quien es la más bruja del bosque.
Microrrelato: El sendero
El verano está siendo muy jodido. En el sendero que va desde la estancia a la ruta maté 37 víboras negras. El calor parece que las enloquece. Le había pedido al patrón que venga alguien para ayudarme porque no podía con todo el trabajo.
Por suerte me hizo caso y la semana pasada llegó Olivera. Es un hombre prolijo y trabajador pero muy raro. Nunca lo vi comer, no habla mucho y me di cuenta que tiene la lengua negra pero intenta ocultarla.
No vi más víboras en el sendero pero anoche salí a buscar agua al aljibe y la ví, una víbora negra más grande que cualquiera que haya visto. Le di con el machete cerca de la cabeza pero se escapó. Olivera no vino a trabajar hoy, lo encontraron muerto en el sendero con una herida de machete en la cabeza.
Microrrelato: Furioso
Alguna vez fuimos un pueblo pacifico. Trabajábamos en las minas y la tierra nos regalaba sus tesoros. Un día eso cambió. Tal vez nos volvimos codiciosos y excavamos demasiado profundo. La pobreza y el hambre crecieron y con ellas lo peor de nosotros.
Un extranjero dijo que que debíamos adorar a un nuevo dios que nos devolvería las riquezas. Así empezó todo. Al principio solo unos pocos se unieron a la Orden de Plurak, pero en unos meses todo el pueblo adoraba al nuevo dios.
Una noche el sacerdote de la Orden de Plurak reunió al pueblo y dijo que el dios estaba furioso, que un sacrificio humano era necesario. El pueblo se opuso, aquello era demasiado. Esa madrugada, la tierra tembló y el pueblo fue tragado por el averno. A sus pobladores les espera algo peor que la muerte.
Microrrelato: Profundo
―Los ojos vacíos, profundos, negros. ―Internate en ese recuerdo. ¿Qué ves? ―Los ojos…No, no, no quiero seguir. ―Esos ojos, quiero que los mires.
La mujer se levantó de la silla y con un movimiento rápido estranguló al hipnotista sobre el escenario. El caso apareció en todos los diarios y revistas. Años mas tarde se descubrió un cuaderno secreto del hipnotista, con esta última entrada.
“Logré entenderlo, ahora puedo hablar con él usando otros individuos como medios. La hipnosis me permite convocarlo. Ayer me dijo que tenía algo preparado para mi, que debía llamarlo durante la función. Seré recordado por siempre y moraré en la eternidad con mi amo”
Microrrelato: Nube
Una tarde me alejé demasiado de la aldea, crucé el rio salvaje y me interné en el bosque gris. Escuché truenos y miré al horizonte. El cielo estaba despejado pero vi una nube a ras del suelo. Los truenos cada vez eran mas fuertes, la nube se acercaba.
Corrí hasta la aldea y avisé al jefe. De inmediato dio la orden de huir. La mitad de la aldea no hizo caso y se quedó. Los demás cruzamos el rio y nos asentamos en un nuevo lugar.
Regresamos unos días después, todo estaba destruido, los arboles cortados, amigos muertos. Esa es la triste historia de como gané mi nombre: Nube de tierra.
Microrrelato: Inmundo
―Perdóname hijo. Ya no puedo seguir así. Hoy la vi otra vez. Ya pasaron dos años pero no la puedo olvidar.
―Tranquila mamá, el psiquiatra dijo que era normal. ¿Dónde estás? Voy para ahí.
―Ya no importa. Hoy la vi, Mari mi hijita, era un maniquí en la tienda…Perdóname― el teléfono cae y se escucha un disparo.
Al otro lado de la ciudad un viejo agoniza.
―Ya llega mi hora pero no quiero irme sin contar mi secreto. Nuestra empresa es tan popular por los maniquís, atraen a la gente. ¿Sabe cuál es el secreto?
―Que los hace usted mismo señor.
―Cierto, pero una vez estuvieron vivos, eran personas. No me van a entender y van tratarme de inmundicia pero yo los embalsamé. Ese es el secreto. Podría ser un hermano, una madre o una hija.
Microrrelato: Agraciado
Cuenta la leyenda que si duermes la siesta debajo de una higuera aparece el diablo. Eso le pasó a Adrian una tarde.
―Te imaginaba de otra manera―dijo Adrian
―Todos dicen lo mismo, pero aquí estamos. ¿Qué es lo que más deseas?
―Soy desgraciado, nadie me quiere, estoy lleno de problemas.
―Agraciado serás, solo firma aquí.
El diablo cumplió, ya no tenía problemas, la gente lo amaba y lo recordaba con cariño mientras miraban su ataúd. Adrian nunca despertó de la siesta debajo de la higuera.
Microrrelato: El gordo
El gordo, como lo bautizó Gabriel, era el cadáver mas pesado que había llegado a la morgue. El forense estaba de vacaciones y el gordo no entraba en las cámaras frigoríficas. Lo colocaron en una piscina inflable con hielo en el medio de la sala.
Gabriel retó a su hijo a mirar una película en la morgue junto al gordo. La noche paso sin sobresaltos, miraron la película, comieron, bebieron y se fueron.
Al otro día llegó el forense y vio el desorden, pizzas y botellas tiradas. Ambos juraban que había dejado todo ordenado. El forense no hizo caso y procedió a abrir el cadáver. En su estomago encontró restos de pizza y cerveza con una fecha de consumición de un par de horas. No hablaron más del tema pero desde ese día ninguno pronuncia la palabra gordo.
Microrrelato: H124
―Encontré otro error.
―¿Dónde?
―Simulación H124.
―¿Otra vez? solo nos da problemas. Tenemos que reiniciarla.
―Los de arriba no quieren.
―Son unos idiotas. ¿Cuál es el error?
―Estamos usando a los individuos para procesar la información y guardamos las variables localmente para ahorrar memoria, entonces a veces hay discrepancias y anomalías.
Mientras tanto en la simulación H124, también conocida como “La Tierra”, la gente intenta resolver el misterio de si los zapatos son verdes o rosas. La ultima vez había sido el color de un vestido.
Microrrelato: Caperucita
―Ayuda! Ayuda! Caperucita se comió al lobo feroz― gritaba la abuela enloquecida.
Microrrelato: Chamán
Edgar Wallace era profesor de literatura, amante de libros antiguos y prohibidos. Estudiaba la mitología nativa americana en los bosques de Pinewood.
El chamán le ofreció la pipa repleta de una hierba color naranja. Edgar no lo dudó y aspiró aquel humo denso y poderoso. Ahora flotaba. Se veía a sí mismo desde la lejanía.
El chamán sacó un cuchillo y le extirpó los ojos. Edgar gritó pero nadie escuchó, había volado demasiado alto.
Microrrelato: Destrozada
La tormenta solar acabó con todos los sistemas electrónicos. La vida en la tierra fue aniquilada y la superficie destrozada.
Pocos humanos sobreviven ocultos en bunkers a cientos de kilómetros bajo la superficie terrestre. No existe comunicación entre ellos. Cada uno se considera el último bastión de la humanidad.
Hoy es un dia especial, por primera vez los habitantes del búnker Alianza Amazonas explorarán la superficie. A solo 12km en el bunker Tierra Primitiva sus habitantes debaten si hoy salen a la superficie.
Este microrrelato participa del concurso organizado por La maldición del escritor
Microrrelato: El monstruo
Abres los ojos. Te descubres corriendo por el bosque descalzo. ¿Algo te persigue?
Sientes su respiración agitada, sus pisadas más cerca y su olor desagradable. Miras para atrás asustado pero no ves nada.
A lo lejos alguien se escapa corriendo.
Tú eres el monstruo.
Este microrrelato participa del concurso organizado por La maldición del escritor
Microrrelato: La nave gigante
La nave era gigante. De ella bajaron muchos seres grises.
Algunos de nosotros se acercaron pero algo invisible los atravesó y murieron al instante.Los demás intentamos huir pero fuimos esclavizados y nuestras ciudades destruidas.
Luego aprendimos que los seres grises eran personas con armaduras de metal en todo su cuerpo que mataban utilizando armas más poderosas que el arco y la flecha.
Este microrrelato participa del concurso organizado por La maldición del escritor
Microrrelato: Chillido
Un chillido te despierta en el medio de la noche. Proviene del sótano. Bajas con cuidado alumbrado con una vela.
Hay algo que nunca estuvo allí. Un pozo profundo. Observas la negrura interminable. Algo te llama desde el fondo. Te acercas, resbalas y caes.
Gritas.
Despiertas por tu propio chillido en el medio de la noche.
Este microrrelato participa del concurso organizado por La maldición del escritor
Microrrelato: Torcido
Pata de conejo. Oreja de mono. Leche de cabra. Revolver con la rama más torcida del árbol negro.
El brebaje entró por la boca del muerto. Se levantó, escupió una baba negra y miró a su nuevo amo.
El nigromante estaba satisfecho.
―Bienvenido de vuelta…Harry Potter.
Este microrrelato participa del concurso organizado por La maldición del escritor
Microrrelato: Timidez
Él era tímido y ella también. Sus miradas se cruzaron y al mismo tiempo se evitaron.
Ella se apartó su mechón rubio y miró de costado, pero él ya no estaba. Bajó la mirada y cuando la levantó, se encontró con su sonrisa.
Él era tímido y ella también pero en el momento justo, eso no importa.
Este microrrelato participa del concurso organizado por La maldición del escritor
Microrrelato: Espada
La espada reposaba en la pared de la antigua mansión. La miré y sentí un escalofrío al pensar todas las vidas que la legendaria espada había segado.
―Solo está descansando. Esperando el momento de volver―dijo mi anfitrión y me explicó la historia de la espada y las sangrientas guerras que luchó.
Esa noche dormí pensando en esas palabras. Soñé con paisajes oscuros y antiguos, seres horribles, y luchas entre hombres y bestias. La vi a ella, la espada, la tomé y corrí contra una bestia clavandole la espada en su cuello. La sangre negra corría por mis manos. Un chillido me despertó, no era el grito de una bestia, sino de un hombre. Abrí los ojos, estaba en el cuarto de mi anfitrión con la espada en la mano, llena de sangre.
―Volvió ―dijo él riendo.
Este microrrelato participa del concurso organizado por La maldición del escritor
Microrrelato: El sonido
Fue un sonido largo y agudo que se escuchó en toda la tierra.
Durante 35 días el sonido fue constante. Nadie supo que era. Algunos decían que era un sonido del espacio, otros, de la misma tierra.
Ahora que ellos están aquí sabemos lo que significa.
INVASIÓN.
Este microrrelato participa del concurso organizado por La maldición del escritor
Microrrelato: La caja
―Encontramos esta caja entre las redes― Dijo el marinero.
El capitán observó la caja, recorrió con sus dedos los intricados dibujos y reconoció el grabado que se encontraba en su tapa.
―Tiren eso. Ahora mismo!― Gritó. Sus ojos estaban desorbitados, salió corriendo y se encerró en su camarote.
Los marineros empezaron a discutir si la tiraban o la abrían, ya que podría contener algo valioso. Años más tarde el barco fue encontrado encallado en las costas de una isla. Todos los marineros habían muerto horriblemente mutilados y el capitán se había ahorcado en su camarote. En su escritorio encontraron una nota que decía: ¨Otra vez soñé con la caja, hoy la encontramos, ordené que la tiren pero conozco lo que sucederá. No tenemos escapatoria…¨
En la cubierta encontraron algo más: la caja…abierta.
Este microrrelato participa del concurso organizado por La maldición del escritor
Microrrelato: Veneno
Víktor se adelantó en la fila observando al renombrado autor que firmaba libros y le entregó uno titulado “El último suspiro”.
―Para quién?―preguntó el autor mientras sonreía.
―Profesor Viktor Krull.
Viktor era profesor de Matemáticas y Química. Luego de meses estudiando al autor, había calculado una probabilidad de 32% de que se llevaría el bolígrafo a sus labios, tocando ligeramente la punta con su lengua.
El bolígrafo era igual a cualquier otro pero en su tinta contenía un veneno capaz de matar a una persona en 15 minutos con solo el contacto. Años más tarde Viktor fue encarcelado como uno de los asesinos más peligrosos. Al preguntarle sobre sus intrincados métodos para matar, Viktor contestaba, “no soy un asesino, es solo probabilidad”
-Extracto de la Biografía de Viktor Krull el asesino silencioso.
Este microrrelato participa del concurso organizado por La maldición del escritor
Microrrelato: Dividido
Versión texto
En la ciudad perdida de Kreran todos saben que la profecía es real.
Los espejos ya no reflejan sus imágenes sino la de otros seres. Se mueven igual, actúan igual pero no son ellos.
Del otro lado, nuestro mundo sigue sin saber que los antiguos están regresando.
Una noche ellos atravesarán los espejos y los dos mundos ya no estarán divididos.
Este microrrelato participa del concurso organizado por La maldición del escritor
Microrrelato: El Viaje
Versión texto
El carro se movía a una velocidad diabólica por el sinuoso camino que llevaba al castillo. Benjamin asomó la cabeza por la ventanilla y tembló ante la imponente negrura del abismo. Percibió 2 luces a lo lejos. Otro carro venía de frente y en el angosto camino no había duda del trágico final. Gritó al conductor pero no hubo respuesta.
A su mente llegó una macabra realidad, el cochero no manejaba el carro, los caballos desbocados galopaban hacia la muerte. Tenía que escapar. Su única salvación era arrojarse por la parte trasera. Trepó al techo, corrió a cuatro patas y saltó. Giró la cabeza para ver el choque pero los carros se atravesaron como espectros.
Y lo comprendió, se vio a sí mismo intentando escapar del carro, se dio cuenta que el último salto fue solo un deseo y que en realidad había muerto en el choque.
Este microrrelato participa del concurso organizado por La maldición del escritor