―Los ojos vacíos, profundos, negros. ―Internate en ese recuerdo. ¿Qué ves? ―Los ojos…No, no, no quiero seguir. ―Esos ojos, quiero que los mires.
La mujer se levantó de la silla y con un movimiento rápido estranguló al hipnotista sobre el escenario. El caso apareció en todos los diarios y revistas. Años mas tarde se descubrió un cuaderno secreto del hipnotista, con esta última entrada.
“Logré entenderlo, ahora puedo hablar con él usando otros individuos como medios. La hipnosis me permite convocarlo. Ayer me dijo que tenía algo preparado para mi, que debía llamarlo durante la función. Seré recordado por siempre y moraré en la eternidad con mi amo”