El verano está siendo muy jodido. En el sendero que va desde la estancia a la ruta maté 37 víboras negras. El calor parece que las enloquece. Le había pedido al patrón que venga alguien para ayudarme porque no podía con todo el trabajo.
Por suerte me hizo caso y la semana pasada llegó Olivera. Es un hombre prolijo y trabajador pero muy raro. Nunca lo vi comer, no habla mucho y me di cuenta que tiene la lengua negra pero intenta ocultarla.
No vi más víboras en el sendero pero anoche salí a buscar agua al aljibe y la ví, una víbora negra más grande que cualquiera que haya visto. Le di con el machete cerca de la cabeza pero se escapó. Olivera no vino a trabajar hoy, lo encontraron muerto en el sendero con una herida de machete en la cabeza.